Fuente:
Archivo de: Óscar Torres Perdomo y Jesús Perdomo Ramírez
Pregón de las Fiestas de Ntra. Sra. de La Candelaria
Tías 2025
Por: Azucena Rodríguez Hernández
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Archivo de: Óscar Torres Perdomo y Jesús Perdomo Ramírez
Pregón de las Fiestas de Ntra. Sra. de La Candelaria
Tías 2025
Por: Azucena Rodríguez Hernández

El desarrollo y continuidad de la especia camellar
Fuente: La voz de Lanzarote – 08-10-2024
La UNESCO ha declarado el año 2024 como el Año Internacional de los Camélidos para reconocer la contribución de esta especie en la supervivencia de la población en condiciones hostiles. Pocos son los actos que se han desarrollado, hasta donde conocemos, para tal fin, y que van desde un concurso de dibujo a nivel autonómico organizado por la Asociación Mercedes Medina Díaz, con sede en Lanzarote, en colaboración con el grupo empresarial CICAR; una exposición de aperos de labranza empleados para el camello, realizada por el Cabildo de Lanzarote a través de la III Feria Ganadera, Agrícola y Pesquera; y la gran cita de 34 países en París el pasado mes de abril, llevada adelante con muchas dificultades, donde España estuvo representada por un ejemplar majorero de la empresa Dromemilk Camel Bio Farm.
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Publicado: 6 agosto, 2024 en Pregones de Puerto del Carmen
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Publicado: 25 junio, 2024 en Pregones de Mácher
Fuente: Retrato en la pared
Autora: Concha de Ganzo
Un soldado con aspecto endeble, volátil, como si no estuviera en este mundo, se acerca a una de las estanterías ordenadas de aquel viejo almacén y coge una libreta nueva. Una libreta de hojas blancas con una raya roja al final. Una raya fina que sirve para separar los espacios. Es una de esas libretas que se utilizan para apuntar los víveres, las cuentas en las tiendas de ultramarinos, en las ferreterías. Lo que se debe, lo que se ha pagado. La libreta de las deudas, de las existencias. En aquel viejo almacén de uso militar se utilizaban ese tipo de libretas, especialmente para contabilizar las carencias.
Félix Hernández la usa para anotar de manera meticulosa la lista diversa de mercancías que traen los camiones de abastecimiento. En un lado escribe con buena letra, generalmente con pluma o un lápiz de punta afilada, toda la ropa que ha llegado, el número exacto de pantalones, camisas, botas, las tallas: pequeñas y grandes, y hasta el buen o mal estado de los uniformes y del calzado. Junto a las prendas añade una “b” o una «d». Buena o deficiente.
También debe ordenar las mantas, los calcetines, las guerreras, los abrigos. Quizás una de las prendas más valoradas por las tropas fueran los calcetines de lana. Lana gorda que sirve de coraza fina contra el cuero áspero de las botas de soldado, que nadie se quita. A pesar del escozor y las llagas, porque sin ellas no se podría avanzar. Ni se podría mantener el ritmo apresurado al que obligan a la tropa en aquellos viajes a ninguna parte, de una a otra estación. De un pueblo oscuro al frente y desde la trinchera, vuelta atrás. A la casilla de salida.
Leer el resto de esta entrada »Fuente: Retrato en la pared
Autora: Concha de Ganzo
A las 19 horas, el batallón emprende la marcha para relevar al Tercio de Mola de sus posiciones. Bajo fuego de metralla enemiga se alcanza el objetivo. A consecuencia del combate resultan heridos seis soldados, un sargento y dos cabos. Cinco de los soldados son evacuados, los demás se quedan en la Compañía, al tratarse de heridas leves.
Ese día, el diario de Félix Hernández no añade ninguna otra novedad.
Y así, en una sucesión de fechas, horas y número de heridos y muertos, el hijo del zapatero de Arrecife sigue aferrado a la vida. A esos retazos de vida que resisten después del paso de la guerra. Sus apuntes metódicos, exactos, escritos con pluma y otras veces con bolígrafo azul, van componiendo su retrato de un conflicto que lo envuelve todo. Una tela de araña creada a base de tablas periódicas, regueros de sangre, salidas y llegadas a poblaciones sonámbulas, apuntes breves en una libreta de vendedor ambulante, de comerciante de ultramarinos, de alquimista empobrecido. Una libreta que lo salva de la ciénaga, de hundirse en el barro, lo aísla del dolor que crece a su alrededor y lo mantiene a flote.
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